Caderas: cuando estés sentado comprueba que tus caderas no queden por debajo de las rodillas. Esto hará que te cueste incorporarte y no será nada cómodo.
Llega el suelo: siéntate y apoya la espalda en el respaldo del sofá. En esta postura comprueba que llegas al suelo sin hacer esfuerzo.
Riñones protegidos: también en la posición de sentado, comprueba que tus riñones estén bien apoyados y protegidos.
El reposabrazos:
tendrá que quedar a la altura del codo, y no más abajo.
- Debe tener un buen soporte, bien de madera maciza, metálica o de acero y/o aluminio.
- Debe tener un sistema de cinchas o de muelles en zig-zag que aguante los cojines.
- Las patas deben
ir unidas al sofá, y no separadas, ya que las que son independientes son más
inseguras y se pueden romper con más facilidad.